A veces nos sentimos desmoralizados pues los problemas nos superan y no encontramos los recursos suficientes para plantarlos cara y solucionarlos. La psicoterapia nos ayuda a conseguir nuestros objetivos personales y a superar nuestras dificultades procesando mejor nuestras emociones y aumentando nuestro autoconocimiento.
Cuando una persona decide iniciar una terapia psicológica, a menudo lleva tiempo dándole vueltas a esa decisión y ha intentado aplicar diferentes soluciones para resolver lo que considera que es el problema, con pocos o escasos resultados. En ese tiempo probablemente se hayan desarrollado diferentes estados de ánimo como la desesperanza, la angustia, el miedo o la frustración, que refuerzan ideas tales como que “hay algo que no va bien en mí” o “mi problema no tiene remedio”.
Con la terapia aprendemos que nuestro propio lenguaje interno condiciona la manera en que nos enfrentamos a la realidad, a las presiones sociales, a los roles que adoptamos en las diferentes áreas de la vida. Vamos haciendo consciente nuestro posicionamiento en la vida y lo vamos adaptando a lo que de verdad nos importa, a lo que valoramos. Por ello, la elaboración de unos objetivos descriptivos y alcanzables, el descubrimiento de sus necesidades reales y la utilización de las herramientas que le sirvan para alcanzar dichos objetivos, serán elementos ineludibles en la terapia.
Aprenderá nuevos recursos e instrumentos para sumarlos con los que ya cuenta y aplicarlos a la hora de tomar decisiones, solucionar problemas, pedir lo que quiere de una forma asertiva y sin herir a nadie, enfrentarse a sus miedos, o superar lo que consideraba en un principio que era “su problema” o que no tenía solución.